viernes, julio 06, 2012

¿Qué ha sido el proyecto socialista chavista aplicado en los últimos 14 años en Venezuela? (III)

Autor: Carlos Balladares

Publicado en: Código Venezuela


¡El problema es que no es un demócrata!

En nuestros artículos anteriores hemos estado evaluando los 14 años de gobierno del actual Presidente de Venezuela, a modo de contribución ciudadana para la campaña electoral. Aunque señalamos que lo más grave del candidato oficialista es su estilo autoritario, consideramos que debemos ahondar en las consecuencias de su gobierno para nuestra democracia. Antes de pasar, en los siguientes artículos, a su acción política en lo social, económico y cultural.

La construcción de la modernidad en Venezuela en lo que respecta a la política ha desarrollado dos grandes aspectos: el Estado y la democracia. Nuestro siglo XX se caracterizó por la fundación en lo institucional de ambas realidades, las cuales han estado en conflicto con nuestra cultura personalista de desapego a las leyes. Poco a poco la sociedad ha aceptado la democracia como la mejor forma de gobierno, aunque reduciéndola al ejercicio del voto (condiciones formales de su práctica) y la garantía de los derechos humanos (en especial la libertad de expresión). La participación ciudadana no se ha hecho rutina en lo que respecta a las asociaciones (partidos políticos, sindicatos, clubes, consejos comunales, etc.), pero la inmensa mayoría no concibe la política sin la libertad para criticar y el ejercicio de elecciones para los principales cargos de representación estatal. En palabras de mi querido maestro, el doctor Humberto Njaim: “somos una democracia respondona”.

¿Qué ha hecho el candidato que busca su segunda reelección con nuestra democracia? En 14 años ha tenido como gran meta: cambiar su concepto e institucionalidad para llevarnos a un sistema de elección indirecta o de grados tutelada por su persona y partido, tal como ocurre en Cuba; pero se la ha hecho imposible. Las mayorías han rechazado tal pretensión, lo que le ha obligado a un lento proceso de vaciamiento de la democracia liberal representativa. En un principio realizó la reforma constitucional de 1999 que generaba un hiperpresidencialismo y hablaba de la sustitución de la representación por la participación, lo cual en el texto constitucional no era más que una armonía entre ambos mecanismos: los representantes han estado conviviendo con las nuevas formas de democracia “directa”. Es por ello que intenta aprobar un nuevo cambio de Constitución que acelerare su paso al “socialismo real” pero es rechazado electoralmente (año 2007). Ante esta derrota aplica dicha reforma por medio de leyes orgánicas, con la complicidad del resto de los poderes públicos que son dirigidos por fieles exmiembros de su partido. Al final no se ha atrevido a eliminar las elecciones de representantes, solo ha centralizado aun más el poder en sus manos; y todo gobernador y alcalde de oposición que gane elecciones pierde gran parte de sus competencias y recursos económicos para su funcionamiento. Algo que hará también con el Poder Legislativo cuando pierda la mayoría calificada, obligando a sus diputados salientes aprobar una Ley Habilitante que le permitió gobernar hasta hace poco por medio de decretos-leyes.

El oficialismo siempre ha afirmado que la mayor prueba de haber construido en estos 14 años una verdadera democracia, es el hecho que nunca antes se habían realizado tantas elecciones (15 en total). Es verdad que la frecuencia en los comicios es algo novedoso, pero hay que examinar si dichas consultas han cumplido con todas las condiciones de una democracia real. Porque todos sabemos que democracia no se reduce a elecciones aunque forman parte fundamental de la misma, y que toda elección no siempre es democrática. El hecho cierto es que ha medida que el Presidente ha ido perdiendo apoyo electoral ha comenzado a vulnerar las condiciones del sufragio, condiciones que son: la universalidad e igualdad en el voto, la libertad, el secreto, la imparcialidad del órgano electoral, la equidad y libertad de acción de los partidos en las campañas, la limpieza y trasparencia en el conteo,  y por último (condición esencial del gobierno democrático): la posibilidad que el ganador pueda ejercer su cargo sin tutelaje de ningún actor u órgano político.

Al examinar cada una de las condiciones de todo sufragio, podemos descubrir hechos precisos que prueban como han sido vulnerados salvo en el caso de la posibilidad de fraude. En las últimas elecciones parlamentarias las circunscripciones electorales donde tradicionalmente gana el oficialismo estos podían elegir un diputado con menos votos que en las regiones pro-oposición. Los empleados públicos y beneficiarios de políticas asistencialistas (“misiones”) han sido obligados a inscribirse en el partido de gobierno y el día de votación son buscados a sus casas para que vayan a votar con la amenaza de perder empleo y/o becas; claro, sigue existiendo el secreto del voto, pero el gobierno ha generado el mito de que esto no es cierto lo cual se intensifica en las elecciones venideras con “la conexión” entre la captahuella y la máquina de votación. La imparcialidad del órgano electoral es algo inexistente, todos sus rectores salvo uno han sido militantes de alguna organización pro gobierno, y cumplen con ese adagio que dice, cambiando lo cambiable: “Al gobierno: todo, a la oposición: la ley”. En lo que respecta a la equidad en las campañas es lo que menos se ha respetado: el partido oficialista cuenta con todos los recursos de un Estado petrolero (que en ese caso es decir casi todo los recursos de la nación) para realizar propaganda e incluso obligar a los medios para que las transmitan, y como el órgano electoral está parcializado no tiene límite alguno. Sobre el fraude ya señalamos que no tenemos pruebas del mismo, y en lo relativo a la posibilidad que el ganador gobierne ya dimos ejemplos al respecto.

Todo esto nos lleva a concluir que el candidato del gobierno no es un demócrata, y que los que si lo somos lo tenemos difícil en la lucha por un régimen de libertades. Pero existen ejemplos en la historia nacional y de la humanidad, en los que se prueba que un pueblo decidido a vencer a los dictadores lo ha logrado incluso por vía electoral. Nosotros seremos un caso más, porque hay un camino.  





Imagen tomada de acá. La última imagen fue tomada de facebook, iniciativa y organización "No te engoriles". El mural mostraba a los pacificistas como Gandhi entre otros, y decía: "No más violencia"; pero el chavismo es una ideología de violencia e intolerancia, por lo que no podían tolerar su existencia. Fue ocultado con propaganda electoral de Chávez. 

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