lunes, mayo 17, 2010

Viendo los clásicos del cine (I). Crónicas cinéfilas (XXIII)

Hace un mes me propuse ver los clásicos del cine (o lo que llama Robert Ebert "Great movies") cronológicamente y/o por directores; mientras me leo la magnífica Historia del cine de Román Gubern (Cien años de cine, 1983, Barcelona: Bruguera). Algo que nunca había hecho, y ya puedo decir que lo estoy disfrutando. No me importa cuánto me demore, es algo para toda la vida: ser un fanático y enamorado del cine. Mínimo debo verme un clásico a la semana. 
He empezado por el cine mudo, claro. Vi los cortos de Los Lumiere, el Frankestein producido por Edison, Méliès y sus fantasmagorías, Metrópolis de Lang, Eisenstein y su acorazado Potemkin, Griffith y sus encapuchados del KKK, y Nosferatu de Murnau. No voy a negar que me he fastidiado en la mayoría, nací con el cine hablado y de alta calidad de los setenta. Pero sin duda que es admirable todo lo que hicieron para estar comenzando, y hasta ahora Eisenstein me parece el mejor. Es propaganda, cierto; pero una obra de arte también. Me encantó la acción paralela en El nacimiento de una nación, que luego todos los cineastas imitaron. No puedo negar que Nosferatu está muy bien lograda, una historia redonda. Poco a poco iré comentando con más detalles, espero que sea un comentario por película. El cine estaba aprendiendo a caminar, e iban incorporando técnicas recien inventadas. Tiene mucho de teatro, pero poco a poco muestran la superioridad a la ahora de despertar emociones, y de trasladarnos a nuevos mundos.


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