viernes, diciembre 11, 2009

Mañana en la Librería Alejandría II se presenta "La Herencia de la tribu" de Ana Teresa Torres

Evento:Presentación de La Herencia de la tribu
Autor: Ana Teresa Torres
Organizador:Editorial Alfa
Fecha:12/12/09
Hora:11:00 a.m
Lugar:Librería Alejandría II / Paseo Las Mercedes
Les transcribimos una reseña sobre el libro del diario Tal Cual de hoy, y de El Nacional del 30-11-2009.

Venezuela, país tribal
En La herencia de la tribu, Ana Teresa Torres examina la revolución bolivariana a la luz de los mitos que han moldeado a la nación desde la guerra de Independencia
Por: Carmen Victoria Méndez
Fotos por: Renier Otto

"Si los héroes permanecieran en los cuadros de Arturo Michelena o de Tito Salas, serían inofensivos", escribe Ana Teresa Torres. Pero ellos "ya no descansan en el Panteón sino que saltaron de los lienzos y andan sueltos" en el imaginario nacional. Estas palabras forman parte del preámbulo de su libro La herencia de la tribu. Del mi- to de la Independencia a la Revolución Bolivariana, cuya publicación fue recomendada por el jurado del Premio de Ensayo DebateCasa de América 2009.
Las casi 300 páginas de este volumen ilustran a Venezuela como un país que se construye a la sombra de la gesta independentista que se ha convertirlo en "un presente perpetuo". En la obra, Torres examina el fenómeno de la revolución bolivariana a la luz de los mitos que han moldeado a la nación desde la guerra de Independencia.
La autora parte de la historia de los siglos XVIII y XIX para encontrar en sus dinámicas las claves del proceso político actual.
"Planteo la hipótesis de que la revolución bolivariana recoge elementos sustanciales de la venezolanidad. No es un fenómeno que apareció de repente por generación espontánea, sino que surge de una larga tradición de dos siglos en los que se fue incubando el mito de Bolívar, la patria heroica, el mesianismo militar que creo que es lo que determina a Venezuela, a diferencia de otros países latinoamericanos".
La obra fue presentada recientemente en la Feria del Libro de Guadalajara, México, con palabras del escritor mexicano Jorge Volpi.
Su buena acogida, tanto en Venezuela como en el exterior, tiene que ver, a juicio de Torres, en que toca un tema pertinente en la actualidad política del continente. "El fenómeno venezolano no está alejado de lo que ocurre en Colombia, Perú, Ecuador o Centroamérica.
Es interesante porque la revolución bolivariana es exportable, es un fenómeno que se ha intentado trasladar a otros países, con mayor o menor éxito. El tema democracia vs populismo está en el tapete y hay muchos intelectuales interesados como Enrique Krauze, Rafael Rojas y el propio Volpi".
El título de la obra, La herencia de la tribu, alude a la cultura política deficitaria que caracteriza al país. En lugar de instituciones, en el país hay "tribus" que detentan el poder. "La prueba de ello es que entramos en un proceso que se aleja bastante de lo que serían las reglas del sistema democrático, porque los venezolanos tendemos a esa cuestión tribal de quiénes son mis amigos y quienes son mis enemigos. Me pareció que el título era adecuado, porque es algo que hemos heredado a partir de la guerra", comenta Torres.
El ensayo parte del análisis del discurso presidencialista durante los últimos diez años, y describe cómo los mitos ya citados viven en el imaginario y en la memoria colectiva de la nación. "Están allí, en los textos escolares que van formando a futuros ciudadanos, viven en la retórica oficial y los discursos políticos, no solamente en este gobierno; en los medios de comunicación. Cada venezolano de alguna forma está impregnado de estas ideas", comenta la autora.
"Además, esta es una revolución que transcurre en la televisión. Es muy importante ver no sólo escuchar los discursos políticos".
El análisis abarca la lectura que Torres hace de los intelectuales contemporáneos que han escrito acerca del fenómeno político del chavismo en los últimos años. Es el caso de los historiadores Manuel Caballero y Margarita López Maya y los literatos Alberto Barrera Tyszka y José Balza.
La ensayista establece una suerte de contrapunteo entre estos escritores y otros pensadores ya clásicos como Mario Briceño Iragorry, Mariano Picón Salas y Arturo Uslar Pietri. "Para comprender el fenómeno hay que ir más allá de la historia, porque también tiene que ver con la antropología, el estudio de las religiones, la sociología y literatura", dice Torres.

El mito de la Independencia ha sido un obstáculo para el progreso

D esde ayer, Ana Teresa Torres se encuentra en México, donde a las 8:00 pm presentará en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara su ensayo más reciente, La herencia de la tribu: del mito de la Independencia a la revolución bolivariana, publicado por la editorial Alfa en la colección que lleva el nombre de la misma autora de El exilio del tiempo (1990), que mereció la atención del jurado de la segunda convocatoria al Premio Iberoamericano de Ensayo y Actualidad de la editorial Debate y Casa de América. Entonces, el jurado del concurso ­que no acostumbra premiar ni dar a conocer finalistas­ recomendó la publicación de la obra: "Pues hace un aporte fundamental a uno de los temas más pertinentes de la actualidad política hispanoamericana".
La presentación de La herencia de la tribu contará con las palabras del autor mexicano Jorge Volpi, cuyo libro El insomnio de Bolívar resultó ganador del Premio Debate este año. La obra de Torres explica que la revolución bolivariana no es un fenómeno aislado del presente venezolano y que el mesianismo militar contenido en el chavismo es herencia de Bolívar y se desprende del proceso histórico por medio del cual se consagró al ejército libertador como fundador de la patria y defensor de sus libertades, lo cual distorsionó no sólo el pensamiento político sino también la identidad del venezolano como sujeto moderno, pues la civilidad quedó por debajo de los valores militares y la construcción ciudadana del país ha sido desvalorizada frente a los valores épicos y militaristas. En el ensayo, explica con insólita certeza por qué la identidad nacional moderna parece estar fragmentada: "Mientras para los sectores afines a la revolución bolivariana la libertad es la independencia del sistema capitalista representado por los sectores empresariales y, sobre todo, por Estados Unidos, para sus contrarios son precisamente las libertades individuales y sociales las amenazadas por esta propuesta". ­
¿Cómo ha dañado el mito fundacional de la Independencia el progreso venezolano, entendido como sinónimo de la modernidad? ­
El mito fundacional en Venezuela no se limitó a la historia, sino que está también circunscrito al presente; pueden pasar los años y los siglos y sigue vigente. Ese mito no puede adaptarse a la modernidad, porque no pertenece a ésta; es premoderno. Además, los valores que propugna son los militares y heroicos y no los ciudadanos, que son los valores propios de la modernidad. Más que dañar, yo creo que el mito de la Independencia ha sido un obstáculo para el progreso.
Aclaro que este mito no está activo por influjo del Gobierno, esta coyuntura lo ha exaltado al máximo, pero no lo inventó. Ese mito ya estaba. Y otro problema del mito fundacional es que Venezuela no se funda en la Independencia, existe antes de ésta y tiene una tradición. La Independencia es un momento fundamental porque la define como República, pero Venezuela no comienza en ese momento, empieza como comunidad en el siglo XVI. ­Es interesante que, desde la Guerra Federal, en Venezuela no haya habido otro enfrentamiento bélico, a pesar de que, como asegura, el mito fundacional del país sea justamente una guerra... ­El problema es que este mito no se ha expresado en nuevas guerras durante el siglo XX, sino en un desprecio por los valores ciudadanos, que suelen ser anónimos, dedicados a la construcción del tejido social. ­
¿En qué se diferencia el proceso por el cual el mito de la Independencia borró el pasado del país de la implantación del gobierno español durante la Conquista, que acabó con el pasado indígena? ­
Son borraduras de la historia, violentas y nocivas porque borran identidades. De todas maneras, en esa vida venezolana pre-independentista se produce una cierta simbiosis, entre las culturas indígena, africana y española; pero no hay duda de que predominaba el elemento europeo. Son problemas que se solapan los unos los otros, borrándose. El mito independentista borró todo lo anterior y todo entra a formar parte de ese mismo momento.
­¿Qué papel juega el ingrediente indígena y africano como componente de la "herencia de la tribu" que luego se convirtió en la República de Venezuela? ­
En el libro me refiero a esto como trauma, a la memoria traumática que es común a todas las entidades culturales que se crean en el siglo XIX. Es traumática porque los indígenas y los africanos están sujetos al Gobierno español y los blancos criollos, por su parte, quedan manchados, como los victimarios de otras razas. La Guerra de Independencia logra resolver eso, porque en ese proyecto se unieron todos los grupos y se igualaron, para borrar el pasado.
Ahora, en términos de la memoria colectiva eso no se puede resolver tan fácilmente y quedan las contradicciones y los conflictos que se han venido desarrollando. ­En el libro escribe sobre lo que llama "la inflexión melancólica de la Independencia" y, como es psicóloga, el uso de la palabra "melancolía" no es casual. ­Lo melancólico está vinculado con la permanente búsqueda de un objeto que está irremisiblemente perdido.
En el proceso melancólico el individuo se petrifica y no es capaz de superar una pérdida, como si no aceptara la pérdida y se mantuviera buscando al sujeto perdido. Usé la palabra con respecto a Venezuela porque la pérdida del momento glorioso que fue la Independencia hace que los venezolanos sigan petrificados.
Si eres un niño y te dicen que ése fue el momento más importante de tu historia, ¿por qué vas a querer mejorarte o mejorar, si lo mejor de Venezuela quedó en el pasado, uno al que no puedes volver?
Es lo contrario a la filosofía del progreso, que señala que lo mejor está por venir, que es lo que uno construirá. En el país, el discurso político ha usado mucho esta idea de la emancipación para unir al pueblo, pero en realidad termina por petrificar a los ciudadanos. No sólo el chavismo hace uso de este discurso, porque muchos gobiernos anteriores lo han hecho; lo que ocurre es que el presente lo convierte en una hipérbole permanente. ­
¿El uso hiperbólico que hace el discurso chavista de la alegoría a la Independencia podría saturar a los venezolanos y, finalmente, curarlos de la melancolía? ­
Es posible, pero no se puede olvidar que el mito democrático perdió vigencia y comenzó a deteriorarse. ­
¿Cómo se cura a la sociedad de la melancolía por el pasado heroico? ­
Es difícil, hay que darle un vuelco a la retórica que invade el discurso político, los textos escolares, los medios de comunicación... Hay que hacer una reingeniería de la cultura y construir un discurso que deje la Independencia en su momento histórico y se sustente en el discurso de la sociedad en la que no valen individuos heroicos sino anónimos.

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